Agosto 2022
Mantener las vacunas dentro de las temperaturas recomendadas es algo más que una obligación para el personal sanitario que trabaja en zonas remotas, como los bosques tropicales de ʲԲá. Transportar las vacunas bajo un sol ardiente a través de carreteras de tierra, ríos o mares, y garantizar que lleguen seguras a su destino, requiere precisión y compromiso.
Proteger las vacunas con el equipo de cadena de frío adecuado es un asunto vital en zonas rurales aisladas. Una vacuna conservada por encima o por debajo de la temperatura recomendada puede perder parte de su eficacia, dejando a la población en riesgo de padecer enfermedades prevenibles.
En varias comunidades de la provincia central de Veraguas y del territorio indígena de Ngäbe Buglé, a cientos de kilómetros de los asentamientos urbanos de ʲԲá, el servicio eléctrico a menudo se interrumpe o simplemente no está disponible. Aquí, hasta hace poco, los centros de salud en las costas del Pacífico y el Caribe dependían exclusivamente de refrigeradores de vacunas alimentados con tanques de gas.
“Esto era un riesgo. Si no había la provisión oportuna entonces el asistente tenía que salir corriendo con las vacunas y llevarlas al centro de salud más cercano para cuidarlas,” recordó Argelis Espinosa. Como responsable del Programa Ampliado de ԳܲԾó en Veraguas ha dirigido la distribución de la vacuna COVID-19 a 45 puestos de salud que atienden a 148.000 personas, algunas en lugares a los que solo se llega por avión o en barco.
En estas zonas, el equipo de cadena de frío existente no era adecuado para el despliegue masivo de la vacuna de COVID-19 que se inició en 2021. En algunos lugares, los equipos eran insuficientes y en otros no contaban con los dispositivos de control de temperatura necesarios.
"Podríamos estar vacunando, pero no inmunizando. Si eso ocurre, no estamos logrando nuestro objetivo final", reflexionó Espinosa. “Urgía abastecerles con equipos de cadena de frío e insumos muy importantes en esos momentos de pandemia”, agregó.
Vacunación de COVID-19 en una escuela de la comunidad de Coclesito, en el territorio indígena Ngäbe Buglé, ʲԲá, en octubre de 2021. (Gerardo Cárdenas/鶹Ʒ)
La cadena de frío consiste en una serie de equipos de refrigeración que permiten almacenar las vacunas a las temperaturas recomendadas mientras se transportan y distribuyen a sus destinos finales con el fin de mantener su eficacia.
Las cajas frías, que mantienen las vacunas refrigeradas hasta seis días en el terreno, eran las que se requerían con más urgencia en Veraguas. Los trabajadores de los cinco puestos asociados al centro de salud de Río Luis, en la cuenca del Caribe, tenían que hacer turnos y esperar durante días para utilizar una de estas cajas y llevar las vacunas a sus comunidades, enclavadas en las montañas o en playas inaccesibles por carretera.
Como parte de un esfuerzo liderado por el Gobierno de ʲԲá y la Organización Panamericana de la Salud (OPS), con el apoyo del Gobierno de 䲹Բá, las cinco comunidades recibieron este equipo y termos porta vacunas que garantizan un transporte seguro, así como refrigeradores que funcionan con energía solar e incluyen dispositivos de control de la temperatura para áreas donde no existe servicio eléctrico.
A través de esta colaboración, el Ministerio de Salud de ʲԲá está en proceso de recibir un total de 80 cajas frías, 200 termos, 22 refrigeradores solares y 20 refrigeradores y congeladores para aumentar el acceso a las vacunas de COVID-19 de las poblaciones en situación de vulnerabilidad, incluyendo comunidades indígenas o personas migrantes que atraviesan el bosque del Darién, en la provincia fronteriza con Colombia.
La iniciativa conjunta con el Gobierno de 䲹Բá ha proporcionado más de 445 refrigeradores y congeladores, 7 cuartos fríos, 2.222 dispositivos de control de temperatura y más de 9.000 partes de equipo —incluidas cajas frías y termos transportadores— a 15 países de América Latina y el Caribe.
En la República Dominicana, el Gobierno de 䲹Բá, a través de la OPS, ha proporcionado 20 refrigeradores, dos cámaras frigoríficas y otros equipos para reforzar la capacidad de almacenamiento y distribución de vacunas, con un foco en las comunidades fronterizas. Por su parte, Nicaragua recibió 13 refrigeradores y dos cámaras frigoríficas para las distintas regiones del país.
En ʲԲá, Argelis Espinosa y su equipo han transformado su estrategia. Los nuevos dispositivos permiten al personal de enfermería en Veraguas seguir suministrando vacunas contra la COVID-19 y del esquema de rutina de forma más sencilla y segura.
“Este es un gran logro," dijo Danixa Morales, una enfermera que trabaja en el sur de Veraguas. Ella forma parte de un grupo que viaja cinco veces al año para vacunar a los residentes de comunidades costeras y remotas. "Si no tuviéramos esos equipos, ellos no llegarían al centro de salud porque es muy difícil el acceso”.
“Esto ha facilitado en gran parte nuestro trabajo para también poder completar los esquemas de vacunación", añadió.
En los próximos meses, las donaciones de equipos de cadena de frío de los gobiernos de 䲹Բá y Estados Unidos a través de la OPS beneficiarán a un total de 26 países de las Américas. Ambos gobiernos han aportado US$ 8,3 y US$ 6,7 millones, respectivamente, para fortalecer las operación de cadena de frío en la región con el fin de aumentar el acceso a las vacunas.
La OPS trabaja con autoridades de salud, gobiernos locales y comunidades para promover el acceso equitativo a las vacunas de COVID-19 en toda América.Con fondos del Gobierno de 䲹Բá, los Estados Unidos de América y otros socios clave, la OPS apoya y visibiliza proyectos e intervenciones para llevar las vacunas a pueblos indígenas, migrantes, comunidades de difícil acceso y otras poblaciones en situación de vulnerabilidad, a la vez que aumenta las capacidades de los sistemas de salud locales y combate la infodemia.